lunes, 1 de marzo de 2010

La estrella que volvió a la tierra

Mis queridos lectoresmusicales realmente cual afortunado se puede ser en la existencia si en un momento perdido en el inmenso tiempo, fuerzas extrañas, casi celestiales podría ahora yo decir, se confabulan para mostrarte esa parte tan significativamente hermosa que tiene la vida, y que en ocasiones, te lame la piel de una manera tan sugestiva y deliciosa, que te invita a nunca secarte la parte que te ha empapado. Tengo que confesarlo, lo he probado y gustosamente he caído en su onírica adicción.

En resumidas cuentas, bastó solamente el compartirme en un sobrenatural espacio con esa piel que raya en un color ébano light, con un impregnado y característico sabor durazno, Dios bendiga el sabor durazno; una buena botella de Achával-Ferrer Mendoza 1999; gracias Dios por habernos dado el Achával-Ferrer, y lo más rico; derramándose sobre nuestros expectantes cuerpos, un bestial ir y venir con aroma a blues, pero permítame aclarar que no cualquier interpretación de blues, no no no, sino un blues imaginado, creado e interpretado por el más sufrido de sus hijos, un blues manufacturado por la única persona que ha tenido el privilegio y satisfacción de poder contarle a sus nietos, que en algún momento de su vida artística, vendió más discos que los Rolling y los Beatles juntos. Nada más, ni nada menos queridos lectoresmusicales; que lo que nos evaporaba el sudor esa noche perdida en la oscuridad, era un blues del omnipresente señor Peter Green.


Dios creó al hombre a semejanza suya, y entonces dijo, todos mis hijos son iguales, pero claro, unos son más iguales que otros; bien, pues dentro de esos hijos que rompen con la igualdad desigual, nace el nueve de Octubre de 1946, una leyenda taciturna, desgarradora e increíblemente genial, exportada desde el este de Londres, de la ciudad de Bethnal Green; una especie de semidiós musical, que dadas sus condiciones, se convirtió en uno de los guitarristas blancos con más talento dentro de la historia de la música, aún por arriba de su amigo y colega, el chamacón Clapton. Carlos Santana, lo veía simplemente como el más grande de todos, sus tonalidades, sencillamente fuera de orbita, llevaron a que un moustro de la talla del señor B.B. King tuviera que eructar lleno de placer “que Peter Greenbaum, mejor conocido como Peter Green, era lo único que había escuchado que le había hecho sudar”. Y es que cualquiera que lo haya escuchado, sabe de lo que estoy escribiendo, y puede explicar, cómo en algún momento de sus interpretaciones, también ha sentido la necesidad de impregnarse en otro cuerpo, para después ser evaporado en un sudor como el que sólo ese único organismo, que no es el tuyo, pero que en ese momento forma parte de ti, sabe desprender.
La vida no es justa; la vida no es fácil; la vida de este genio inglés, transcurre de la misma manera como le ocurre a todas las deidades que por algún especie de error amanecen cierta mañana en esta tierra de devastación e ignorancia. Su paso, así como su existencia ha sido tan apegada a su forma de expresión que está llena de tonalidades únicas, desgarradoras, excepcionales y desoladas, que bien podrían definir a la perfección una exquisita vida en blue, o mejor dicho en blues.

Estilo único...

Tras recorrer algunas de las bandas más experimentales en el circuito blusero de Inglaterra, Peter se integra a “The Grebbels”, la cual, lo lleva a abrir algunas presentaciones de los “Yardbirds”; meses después, Peter Green en el bajo y en la voz, junto con Roger Pearce en el piano, David Bidwell en la batería y Will Tyndal como vocalista, forman lo que sería su primer banda de Blues profesional, “The Muskrats”; sin embargo, es tiempo después, que Green dispone hacer un cover a la versión de Eric Clapton y los “Yardbirds”; “I Ain’t Got You”, y es, a partir de ese momento, que se hace cargo de la guitarra, y es queridos lectoresmusicales, en ese punto perdido en lo anales del Rock, donde empezará su fructífera y taciturna carrera acompañado de una sobrenatural manera de interpretarla.
Para 1965, John Mayall decide que es tiempo de buscar un reemplazo para Clapton, su hijo pródigo en los “Bluesbreakers”, tras la inminente salida de éste. Las audiciones dan inicio y sólo le basta escuchar los primeros acordes que Green ejecuta sobre su cara, para darse cuenta de su potencial y aceptarlo como el nuevo integrante de los “Bluesbreakers”, haciéndose cargo de la guitarra líder, pero tres días después de iniciarse oficialmente como miembro de la banda, es despedido, por el simple hecho de que a Clapton se le termina el berrinche y decide regresar al grupo. Green resuelve colaborar en algunas bandas, hasta por fin caer a “Jordell Blues”, agrupación a la que se le integran los vocalistas Rod Stewart y Beryl Marsden, de la cual, justo en el preludio de la grabación de lo que serian dos sencillos para Columbia, Peter opta por abandonar. Afortunadamente para todos nosotros, Clapton forma “Cream” y se abre de nueva cuanta una oportunidad en la agrupación liderada por John Mayall. La dualidad que ejercen resulta tan exquisita que se puede constatar de placentera manera en el álbum “A Hard Road”. Semanas después, logra que se incorpore a la agrupación el baterista al cual había conocido en la difunta agrupación “Peter B’s Looners”. Es así como aparece ese joven cadavérico en la escena profesional, ya desde ese entonces el bastante corridísimo Mick Fleetwood, en escena; quién solo se incorpora a la agrupación en el instante en que su partner de la vida John McVie se agrega a la ya de por sí larga lista de integrantes de los “Bluesbreakers”. Sin embargo, para estos dos últimos; su intensa fascinación por el alcohol y su nada funcional estrategia por combinarlo con la responsabilidad de ejecutar música con una verdadera bandota como lo han sido los “Bluesbreakers”, lleva a John Mayall a tomar la decisión de echarlos de la agrupación.
A la abrupta salida de Mick Fleetwood, John McVie y su desmesurada dualidad con el alcohol, casi inmediatamente se les une Peter; Clapton, de nueva cuenta regresa al nido...

- Maldita sea- pienso ahora, - de no haberse suscitado ese último acontecimiento, hubiésemos experimentado a unos “Bluesbreakers” evolucionados a su máxime poder.

... entonces, es ahí donde la historia de la música cambia por completo; da un salto evolutivo hacia un paradójico, exquisito e incierto futuro...

- Permítame querido lectormusical hacerle hincapié en esa última aseveración tan contundente hecha hace unos momentos y tenga por seguro que le mostraré de manera palpable que no me equivoco; más tarde, por supuesto, no lo dude, lo haré.

... los tres desempleados musicales deciden unir sus talentos y forman lo que sería hoy por hoy, una de las mejores bandas de todos los tiempos. Damas y caballeros estos tres tristes tigres ya no tragan más trigo en ese triste trigal; ahora reclutan a un tal Jeremy Spencer y aparecen en escena bajo un extraño nombre, ahora se hacen llamar:

Fleetwood Mac.

Continuará...